Es el tratamiento, en general, más común de una clínica dental.
Consiste en la eliminación de la caries del diente afectado para posteriormente recuperar la anatomía de esa pieza dental con un material llamado composite, que es una resina del color del diente y que tiene un desgaste similar al del propio diente, lo cual lo convierte en un material ideal para restauraciones de cavidades dentales.
Antiguamente se usaba amalgama de plata pero debido a su color oscuro, poco estético y a la evolución de los composites, lo hace un material prácticamente en desuso.
A la hora de realizar una obturación o empaste, es importante reproducir fielmente la anatomía de la pieza en cuestión, con sus fosas, surcos, cúspides, pues si no es así podríamos ocasionar una mala oclusión y futuros problemas a nivel de la misma pieza o incluso de la articulación temporomandibular.
Es importante destacar que no siempre las caries duelen, pues esto pasa cuando ya son más grandes y están más cerca del nervio. Lo ideal es detectar las caries cuando todavía no son muy grandes y así evitar el futuro dolor o incluso la necesidad de hacer una endodoncia. Por eso es importante una revisión cada 6 meses.